¿Te ha pasado que empiezas a oír una palabra de moda que te molesta? Te preguntas: ¿qué necesidad tiene la gente de hablar así? Quizá, con el tiempo, encuentres o entiendas cómo usarla y la adoptes. Así llega un nuevo miembro a la familia de tu vocabulario. Puede que tú no la uses mucho, pero tus hijos y nietos, sí.
La evolución de los idiomas es natural, lenta e imperceptible. Es tan natural como crecer, envejecer o morir ¡Piénsalo!, una noche tus hijos se acuestan y amanecen más grandes. Te dices: ¿cuándo pasó esto? Su voz es más gruesa y hablan diferente. Tanto que a veces piensas que necesitas un traductor para entenderlos.
Eso no solo sucede en casa. De pronto en el trabajo tenemos compañeros, colaboradores o clientes más jóvenes que se comunican con una jerga diferente. Lo cierto es que la tecnología, las nuevas ideas socio políticas o económicas, las tendencias y los cambios de hábito generacionales, modifican la comunicación. Y el idioma, con su entramado de palabras, es nuestra principal herramienta de expresión.
Las palabras son dinámicas y responden a las necesidades humanas de convivencia. De allí que entre los propios hablantes del español, el inglés, el alemán, el árabe, el chino, el francés o del idioma que sea habrá modos diferentes de entenderse, según su localización. Este es un fenómeno que los traductores certificados deben tener presente para traducir documentos, corregir escritos o transcribir discursos.
Hasta aquí queda claro que los idiomas cambian cuando surgen nuevas palabras o expresiones. Pero ¿por qué nacen estas palabras y cómo las adoptamos?
Fíjate en lo que dice el lingüista rumano Eugenio Coseriu (1921-2002):
Esto es clave pues nos evita discutir sobre si usar nuevos vocablos daña o fortalece el idioma. ¿Acaso las 300 mil palabras que ya tiene el español no bastan? Claro que sí, pero dos o tres más no hacen daño. Sobre todo porque, por lo general, surgen de dos necesidades comunicativas básicas: simplicidad y expresividad.
Si una nueva palabra logra expresar un concepto de manera simple entre nuestros hijos o clientes, ya es razón de peso para emplearla. Pero falta que tenga acogida y difusión suficientes para que se instale en el idioma, por lo menos durante un par de años o generaciones.
Hoy los medios de comunicación y la internet cumplen el rol que antes desempeñaron tribus, multitudes, comerciantes, reyes e imperios que se encargaron de esparcir una que otra palabra que les resultó conveniente.
En resumen, el idioma es un reflejo de nuestra realidad social. Cambia por la interacción cultural, tecnológica, económica y geopolíticas propia de los seres humanos. Y para que una nueva palabra funcione y se quede entre nosotros o entre los hablantes de otros idiomas debe reunir:
- Innovación
- Simplicidad
- Expresividad
- Acogida
- Difusión
Tú, como individuo de una época, puedes mantener tus pensamientos, costumbres y forma de hablar o escribir hasta la muerte. Quizá prefieras usar autorretrato a selfi, o nunca entiendas qué es sindemia, aporofobia o escrache. Pero nuevas palabras seguirán llegando. Habrá incluso cambios en la sintaxis que responderán mejor a nuevos habitantes y a nuevas épocas.
Nosotros, como agencia de traducción, estamos al tanto para traducir y comunicarnos con eficiencia. A final de cuentas, el lenguaje es de todos y debe funcionar.
ABC Traductores, es una empresa que se dedica a proveer servicios de corrección, redacción, traducción y transcripción de documentos en varios idiomas.
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